EXTRACCION DIGESTIVA ALTA.

 

Los dos métodos existentes para la extracción digestiva alta son el jarabe de ipecacuana (como emético) y el lavado gástrico, pero ninguno puede considerarse óptimo al 100%, ya que tendrán su prioridad según las condiciones de la intoxicación.

El emético se utilizará si el paciente está en edad pediátrica, si está consciente y la ingesta ha sido moderada. Si hay alteración del nivel de conciencia o puede producirse, la ingesta ha sido muy abundante, el tóxico tiene capacidad convulsiva o el emético ha sido ineficaz, se realizará lavado gástrico.

En caso de depresión del nivel de conciencia se procederá a intubación orotraqueal antes de realizar el lavado. Ambos tienen mayor efectividad dentro de las dos primeras horas de la ingesta del tóxico, pero existen condiciones que pueden alargar este periodo hasta las 6-12h posteriores, siendo estas:

  • Depresión de la motilidad g-i.

  • Hipotensión.

  • Shock.

  • Fármacos de liberación continuada.

 

JARABE DE IPECACUANA.

Se considera la sustancia de elección para provocar el vómito en las intoxicaciones agudas. Se prepara a partir de la raíz de cephaelis ipecacuana y de la cephaelis acuminata, siendo sus principios activos la emetina y la cefalina.

Los dos inducen al vómito mediante un mecanismo central, además la emetina tiene una acción irritante sobre la mucosa gástrica, que es responsable de los vómitos que se presentan antes de los 30' de la ingesta, mientras que los vómitos posteriores resultan de la acción central de ambos alcaloides.

En nuestro País no está comercializado, debiéndose preparar mediante fórmula magistral.

No es recomendable en niños menores de 6 meses, ni administrar nunca más de dos dosis. Siempre disuelto en agua de 50-250ml según la edad.

En un 70% provoca el vómito entre los 20-30', si no es efectiva la primera dosis puede repetirse una 2ª, que suele ser efectiva en otro 20% de los casos. No es aconsejable su utilización cuando ha transcurrido más de una hora tras la ingesta del tóxico.

Están descritos efectos adversos: diarrea, letargia, taquicardia, convulsiones, alteración del PR y elevación de la onda T, siendo muy infrecuente con las dosis terapéuticas.

 

LAVADO GÁSTRICO.

Es una técnica empleada desde hace más de cien años. Para lograr su máxima efectividad y seguridad se deben cuidar varios aspectos:

  • Colocar al enfermo en decúbito lateral izquierdo y en Trendelemburg. Esto se debe a que en esta posición, la curvatura mayor del estómago queda en declive y actúa de reservorio del contenido gástrico, mientras el esfínter pilórico queda en la zona más elevada, con lo que disminuye la posibilidad de que mediante el lavado aumente la absorción del tóxico o se produzca una intoxicación aguda por agua en los niños.

  • Utilizar sonda nasogástrica de amplio calibre, no inferior a 10 mm en el adulto, debiendo estar bien lubricada con vaselina para evitar complicaciones. Cuando esté colocada se meterá aire, comprobándose con el fonendo que se produce el correspondiente ruido en el estómago.

  • Se aspirará contenido gástrico y se tomarán muestras.

  • Hacer lavados con 200-300 ml de agua tibia hasta un total de 3 litros (max. 50ml/10 Kg.), cantidades superiores pueden favorecer el tránsito a través del píloro. Será el aspecto del líquido el que determine el cese del lavado. En los niños no se debe utilizar agua por el riesgo de intoxicación acuosa, utilizándose suero salino isotónico (CLNa al 0,9%).

  • Realizar masaje epigástrico durante la maniobra de lavado

  • Obturar la SNG al retirarla con el fin de evitar una broncoaspiración.

  • Intubar al enfermo en caso de disminución del nivel de conciencia, para aislar la vía aérea de la digestiva y evitar la broncoaspiración.

Complicaciones: lesiones gastroesofágicas, broncoaspiración, hipoventilación, bradicardia, hipotensión e intoxicación acuosa en el niño si se utiliza agua corriente.