Se
exploran los movimientos
oculares espontáneos y los provocados por el giro de
la cabeza del paciente (reflejos óculo-cefálicos), y por la
instilación de agua helada por uno de los
conductos auditivos (reflejos óculo-vestibulares).
Si en los primeros,
al girar la cabeza bruscamente sigue
mirando hacia delante, implica que tiene conservados los reflejos a nivel
del tronco cerebral; y en los segundos, al introducir agua fría por un
conducto auditivo, los ojos miran hacia
el lado irrigado si el tronco cerebral está conservado.
Los movimientos de la cabeza para
observar los reflejos
óculo-cefálicos no se deben realizar si hay sospecha de lesión de
columna cervical.

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TRONCO DEL ENCÉFALO DAÑADO |
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