La ventilación mecánica es un mecanismo
terapéutico al que se recurre cuando el intercambio gaseoso de un paciente
es insuficiente para cubrir las necesidades mínimas de oxígeno y anhídrido
carbónico, lo que comporta un riesgo vital inminente.
En definitiva la ventilación mecánica
nos va ayudar a mantener unos gases
sanguíneos aceptables para la situación clínica y hemodinámica del enfermo
con las mínimas alteraciones fisiológicas posibles. Y habría que añadir
también, con la máxima seguridad y confort posibles.
Los objetivos fundamentales van a ser:
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Corregir la hipoventilación alveolar
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Mejorar la transferencia
alvéolo-capilar de O2
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Suprimir el trabajo respiratorio
excesivo
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Satisfacer la exigencias celulares
aumentadas en desequilibrios graves.
Diferencias entre ventilación
espontánea y ventilación mecánica
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En la ventilación espontánea el aire
penetra en el pulmón cuando en el alveolo se establece una presión inferior
a la atmosférica (presión negativa). En la ventilación mecánica el aire ha de ser introducido por
el ventilador, ello requiere superar la presión atmosférica, por
consiguiente la inspiración se efectúa a presión positiva
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En la ventilación espontánea el trabajo
respiratorio es realizada por la musculatura respiratoria, en la ventilación
mecánica por el ventilador.
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En la ventilación espontánea un aumento
en las resistencias de la vía aérea (secreciones, broncoespasmos, etc)
incrementará el trabajo respiratorio y en la ventilación mecánica será
preciso, para superar estas resistencias, aumentar la presión positiva en la
vía aérea.
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