UNIDAD 12


EL ARTE ESPAÑOL (I)

A. TEXTO
Prehistoria y colonizaciones. Las manifestaciones artísticas acompañaron a los primeros habitantes de la península ibérica desde el principio. La pobreza de los materiales con que contaban se suplía con la imaginación de sus artífices: piedras, huesos, fibras vegetales, madera o barro se convertían en utensilios, amuletos y adornos.
De fechas paleolíticas aún datan las formidables pinturas rupestres de Santillana del Mar, muy cerca de Santander, auténtica catedral del arte prehistórico europeo. Sobre paredes de cuevas quedaron representados ciervos, bisontes y caballos de un sorprendente naturalismo. El rojo y el negro dotan a estas figuras de un mayor carácter mágico-religioso.


Imagen 2
SARCÓFAGOS FENICIOS DE CÁDIZ

Estas pinturas realistas contrastan con las esquemáticas de los abrigos rocosos del sureste español. Avanzada la prehistoria, ya en la edad de los metales, el megalitismo (construcciones con grandes piedras sin tallas, como menhires y dólmenes) y los primeros poblados amurallados (como la cultura almeriense de Los Millares) cierran los restos del arte prehistórico español.

Por su situación y por la abundancia en materias primas, la península fue siempre objeto del expansionismo del Mediterráneo oriental. Fenicios, griegos y romanos sumaron sus legados artísticos a los producidos por la población autóctona (íberos y Tartessos). Así, los orientalizantes sarcófagos antropomórficos de Cádiz nos hablan de la importancia y el refinamiento de estas poblaciones. Compiten en belleza y simbolismo con la íbera Dama de Elche. Ambos pertenecían a la cultura funeraria de esos pueblos. Con mayor sentido práctico y una presencia dilatada y absoluta, Roma dejó en España abundantísimos restos de todo su universo estético. La buena conservación de su herencia urbanística nos trasladan fácilmente al mundo romano: puentes, acueductos, teatros, anfiteatros, foros, termas, y un larguísimo etcétera repartido por toda la geografía nacional. Junto a estos, numerosas esculturas completan un rico legado. Ejemplos magníficos como Mérida o Itálica son sólo punta de iceberg.

Prerrománico e hispanomusulmán. Caída Roma, la primera Edad Media asistió a un nuevo ciclo de colonizaciones que vinieron tanto del norte como del sur.  A suevos, vándalos, alanos y visigodos, asentados finalmente en el norte peninsular, siguió la conquista musulmana a parir del 711 y la creación de Al-Andalus. Ambas culturas generan modelos estéticos diferentes: el arte asturiano y el islámico.

Imagen 3
LA ALHAMBRA DE GRANADA

Nuestro arte prerrománico es fundamentalmente asturiano, reducto de la España cristiana y creadora de un arte original que fusiona las influencias visigodas, romanas, bizantinas y mozárabes. Los edificios de piedra y madera, religiosos fundamentalmente y civiles, de planta rectangular y doble altura, con arcos de medio punto ligeramente peraltados y frescos en su paredes se convierten en la principal manifestación. Santa María del Naranco o San Miguel de Lillo son magníficos ejemplos.

La España musulmana, con una dilatada presencia que va del 711 a 1492, nos dejó bellísimos restos que dan cuerpo a la singularidad del arte español. Ciudades como Sevilla, Córdoba, Granada, Toledo o Zaragoza son muestras de ello. La piedra, el ladrillo, el yeso o la madera, el arco de herradura en sus más variadas posibilidades y una profusa decoración son los signos de identidad de esta estética. Ejemplos como la Mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada o las sevillanas Torre del Oro y la Giralda son algunos de nuestros monumentos más visitados.

Románico, gótico y mudéjar. El arte románico también será un arte de fusión. Como el prerrománico, irá ligado a la situación política de la península, extendiéndose básicamente en la mitad norte. Su cronología podríamos establecerle entre los siglos X y XIII, cuando ya hace su aparición la estética gótica. De nuevo la piedra será el material preferente de construcción. Las bóvedas de cañón, los arquillos y bandas laterales, los pilares o la escultura integrada en la arquitectura serán las características básicas de iglesias, monasterios y catedrales. Edificios recios, sobrios, elegantes, de una espiritualidad íntima serán el resultado. El Camino de Santiago, importante ruta de peregrinación europea, constituye quizás la mejor muestra del románico nacional.

Desde el XIII y hasta entrado el renacimiento, con quien convivirá, serán los siglos del gótico. Este arte, de fuerte influencia francesa, se manifiesta en todo su esplendor en las grandes catedrales de Toledo, Burgos o León. Llama la atención su verticalidad, que casi araña los cielos: altas paredes de piedra muy aligeradas por grandes vanos de arcos apuntados y reforzadas con contrafuertes y arbotantes exteriores. La luminosidad multicolor que transluce sus rosetones y vidrieras le confieren una espiritualidad diáfana
El arte mudéjar, contemporáneo del gótico, es el producido por los musulmanes a los que se les permitió quedarse en territorio cristiano tras la reconquista. Seguirán fieles a su estética adaptándola a las nuevas circunstancias. Así, los materiales variarán poco: ladrillo, madera, yeso y azulejos, aunque a veces también la piedra. Lo aplicarán a la construcción de iglesias, palacios, monasterios y sinagogas. El Alcázar de Sevilla puede ser buen ejemplo de la arquitectura mudéjar en España.

Imagen 4
LA CATEDRAL DE BURGOS

Renacimiento. El renacimiento será el arte del tiempo nuevo, de la modernidad, fruto del desarrollo del pensamiento humanista. La recuperación de la antigüedad clásica adaptada a las necesidades y la tecnología del siglo XV y XVI. El mecenazgo y la valoración del trabajo de los artistas nos traen una larga nómina maestros constructores, de escultores y pintores. La piedra, el mármol, las líneas puras y la estética de Grecia y Roma se impone en edificios civiles y religiosos, en obras públicas y privadas. El Palacio de Carlos V, la Universidad de Salamanca o el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Imagen 5
MONASTERIO DE SAN LORENZO DE EL ESCORIAL

La escultura seguirá, en buena parte, estando al servicio de la arquitectura, decorando espacios, formando retablos o rematando monumentos funerarios. La influencia italiana está presente en su ejecución. La estética renacentista es continental. El Sepulcro de los Reyes Católicos en la Catedral de Granada, de Fancelli, ejemplifica esta corriente. En pintura descatan Juan de Juanes, Machuca, Berruguete o Sánchez Coello, alcanzando mayor fama internacional la obra de El Greco (“El entierro del Conde de Orgaz”, “El caballero de la mano en el pecho” o su espléndida pintura religiosa).

Imagen 7
EL ENTIERRO DEL CONDE ORGAZ

B. BIBLIOGRAFÍA
Abrantes, R., Fernández A. y Manzarbeitia, S. 1999. Arte español para extranjeros. Hondarribia, Ed. Nerea.
Romero, M.V. y Quintanilla, E. 1998 Para ver y para hablar. 50 obras de arte español. Pamplona, Eunsa.
Espino Nuño, J. y Morán Turina, M. 2000. Historia del Arte español. Madrid, SGEL.
Gombrich, E. 1997. Historia del Arte. Madrid, Debate.
Martín González, J.J. 1982. Historia del Arte. Madrid, Editorial Gredos.
VV.AA. 1991. Cuadernos de Arte Español. Madrid, Historia 16.
VV.AA. 2000. España ayer y hoy. Itinerario de cultura y civilización. Madrid, SGEL.
VV.AA. 1997. Historia del Arte (4 volúmenes, colección dirigida por Juan Antonio Ramírez). Madrid, Alianza.

Páginas Web de interés

Museo del Prado
Museo Arqueológico nacional
Museo Thyssen
Museo Romano de Mérida
Altamira
Bellas Artes Sevilla
Museo de Cádiz


D. DOCUMENTOS
Imagen como comentario de texto


Imagen 8